13/11/08

La paz en Colombia desde la mirada de Fidel Castro

La Habana, 12 nov (PL) "La paz en Colombia" es el título del libro escrito por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, como un reportaje de largo aliento calzado por una investigación rigurosa, análisis certero y una documentación abundante, elegida con tino.
Según confesión propia, el volumen de 265 páginas le consumió más de 400 horas de intensa labor, durante las cuales navegó por las páginas de numerosos documentos, informes y entrevistas, además de recurrir a sus vivencias personales para arrojar luz sobre el complejo entramado de la situación política en ese país suramericano.
Gran parte del material utilizado en los 14 capítulos permaneció inédito hasta ahora. Se incluyen otros ineludibles para comprender los problemas. Con una prosa ágil, en armonía con su espíritu investigativo y una vocación de historiador -deslizada siempre por cauce paralelo a su condición de estadista-, eligió "resaltar las ideas básicas de ese proceso", como método expositivo para abordar las raíces de un conflicto armado que dura ya más de 40 años.
Es un tema sobre el que prometí escribir. No era fácil hacerlo, señala en la introducción del libro, publicado por la Editora Política , presentado hoy aquí.
¿Fue objetivo y justo mi análisis sobre Marulanda y el Partido Comunista en las Reflexiones publicadas el pasado 5 de de julio de 2008?, se pregunta. "Nadie puede asegurar nunca que sus puntos de vista carecen de subjetivismo; siempre se puede parecer algo injusto".
Quien afirma algo -señala-, debe estar dispuesto a demostrar lo que dice y por qué lo dice. "Mi desacuerdo con la concepción de Marulanda -añade- se fundamenta en la experiencia vivida, no como teórico sino como político que enfrentó y debió resolver problemas muy parecidos como ciudadano y como guerrillero, sólo que los suyos fueron más complejos y difíciles".
Uno de los valores del libro es la contextualización histórica del proceso colombiano en el panorama vivo de una America Latina abocada a cambios trascendentes, a raíz del triunfo de la Revolución cubana en 1959, y la definición de sus proyecciones, principios y objetivos, su voluntad de unidad y profundo espíritu antimperialista.
Con una prosa sintética y de ritmo dinámico, la palabra sirve a la idea que viaja a bordo de ella con una fluidez transparente, perfilando, esclareciendo. Fidel Castro hurga con sabiduría en las arterias de un proceso que ha dejado hondas secuelas en el pueblo colombiano, y repercutido en la estabilidad política de la región, como señala el libro.
Desde los Cuadernos de campaña de Manuel Marulanda Vélez, publicados por el
Partido Comunista de Colombia, en 1973, sigue las huellas de los destacamentos guerrilleros liberales surgidos entre 1949 y 1953, a uno de los cuales se incorpora Marulanda cuando apenas rondaba los 18 años.
"Eran campamentos de autodefensa, que históricamente se enfrentaban a las matanzas de la oligarquía conservadora. Este factor, a mi juicio, apunta Fidel Castro, configura la extrema complejidad del proceso colombiano, muy diferente al de Cuba y los países mencionados de Centroamérica".
Dentro de ese especial contexto es que debe analizarse el papel de Marulanda, el Partido Comunista y la política colombiana, señala. Fidel Castro refleja los sístoles y diástoles de ese fenómeno, sin dejar a un lado la vida en el teatro real de las operaciones.
En esa época temprana Marulanda no se imaginaba a sí mismo como el futuro jefe del Movimiento del Bloque Sur y líder de las masas del Nudo de la Cordillera Central, ni mucho menos jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), surgido en la Segunda Conferencia del Bloque Sur, realizada entre el 5 de abril y el 5 de mayo de 1966.
Su pensamiento maduró con rapidez. A los 35 años, hacia 13 que había sido ganado por las ideas revolucionarias comunistas y tenía una doctrina. La paz en Colombia deviene un documento de inevitable referencia que descubre los entresijos, los altibajos de un conflicto extendido por más de cuatro décadas, y deja constancia de los sostenidos y nobles esfuerzos de Cuba a favor de una paz negociada.
El proceso es escrutado con objetividad, desde una mirada lúcida y embarcadora, desde los personajes que lo protagonizan. Es una radiografía exhaustiva, que pasa por las distintas etapas de las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Colombia y Cuba.
Las FARC son abordadas con entera objetividad, en sus luces y sombras. "Yo discrepaba con el jefe de las FARC por el ritmo que asignaba al proceso revolucionario en Colombia, su guerra excesivamente prolongada", precisa Fidel entre otros puntos de vista suyos discrepantes.
El volumen incluye transcripciones del diálogo sostenido por el entonces presidente cubano con jefes guerrilleros colombianos a principios de los años 90, "que ilustran el tipo de relaciones que manteníamos con las organizaciones revolucionarias de Colombia, así como con las del resto de América Latina".
También queda al descubierto la descarnada injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de los países de América Latina y en el conflicto armado colombiano, que la intuición perspicaz de Marulanda avizoró tempranamente.
"Desde un punto de vista teórico y práctico, en ningún otro país se desarrollaron en grado tan alto los vínculos típicos del imperialismo de Estados Unidos y el destino de una nación latinoamericana".
"Lo revisé (el libro) cuidadosamente, bajo el impacto de los huracanes que golpearon con extrema violencia a Cuba, afirma retomando, en el epílogo, lo expresado al inicio en la nota introductoria.
La fecha puesta al pie del epílogo, 16 de septiembre de 2008, 3 y 15 p.m, así lo acredita. Glosarlo sería interminable y requeriría una relectura acuciosa, sosegada, más allá de ese primer contacto que transcurre impulsado por la prisa de un lector que siente respirar la historia viva entre sus manos. En La paz en Colombia emerge el escritor que Fidel Castro siempre ha llevado consigo y al que raras veces permitió asomar, urgido por el peso mayor de sus obligaciones como gobernante y la absoluta conciencia de su responsabilidad histórica en los destinos de su país y ante el mundo.
Su convivencia con la literatura no es un secreto para nadie, y eso se percibe tras su escritura. Gabriel García Márquez lo sabe muy bien y lo contó una vez en una de sus crónicas.
Por Anubis Galardy
fgg/leg/ag
PL-200 2008-11-12T18:00:37

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