En la Escuela Provincial de Preparación para la Defensa, en Ciudad de La Habana, cuadros y funcionarios del Partido, del Gobierno y de las organizaciones juveniles y de masas, así como oficiales de la reserva de las Milicias de Tropas Territoriales, viven la realidad de un entrenamiento que al inicio algunos subestimaron.
"Cuando llegamos aquí creemos que lo sabemos casi todo, pensamos que al venir descuidamos tareas importantes en las administraciones, pero la calidad de la instrucción recibida nos demuestra lo contrario y entendemos que la tarea de la defensa es primordial", afirma Caridad Cisneros Bravo, directora de Salud Pública en el municipio de La Lisa, y actualmente alumna de esta institución docente.
Sobre las expectativas del curso, el director municipal de la Industria Alimentaria en Centro Habana, Roberto Méndez Padrón, resalta la preparación integral y la particularidad de cada misión. En mi caso, explica, profundizo en el estudio de la economía en tiempo de guerra, a fin de garantizar la alimentación con condiciones especiales de durabilidad.
Los peligros de desastres naturales, tecnológicos y sanitarios, ocupan también la agenda educativa, al tiempo que el estudio de diversas situaciones táctico-operativas, así como la práctica de tiro con fusil y pistola, muestran a los dirigentes y reservistas milicianos en plena aptitud combativa.
En aras de lograr mayor seguridad, se detienen en el terreno simulado en mapas y maquetas. Definen las zonas más complejas que requerirán mayor concentración de tropas. Observan la urbanidad, las elevaciones y los objetivos importantes, las posibles áreas de desembarcos navales y aéreos del enemigo. Aprecian y toman las decisiones tácticas y operativas más apropiadas.
Para el coronel Severo Cintra Salazar, director del centro, estas clases teóricas y prácticas resultan imprescindibles. La Escuela funciona también como una gran unidad de infantería, y la docencia se vincula al combate. Tanto en el periodo de crisis, desgaste o invasión, el cuadro y el combatiente podrán responder al agresor y desde estas escuelas nos aseguramos de que defiendan al país.
"Cuando llegamos aquí creemos que lo sabemos casi todo, pensamos que al venir descuidamos tareas importantes en las administraciones, pero la calidad de la instrucción recibida nos demuestra lo contrario y entendemos que la tarea de la defensa es primordial", afirma Caridad Cisneros Bravo, directora de Salud Pública en el municipio de La Lisa, y actualmente alumna de esta institución docente.
Sobre las expectativas del curso, el director municipal de la Industria Alimentaria en Centro Habana, Roberto Méndez Padrón, resalta la preparación integral y la particularidad de cada misión. En mi caso, explica, profundizo en el estudio de la economía en tiempo de guerra, a fin de garantizar la alimentación con condiciones especiales de durabilidad.
Los peligros de desastres naturales, tecnológicos y sanitarios, ocupan también la agenda educativa, al tiempo que el estudio de diversas situaciones táctico-operativas, así como la práctica de tiro con fusil y pistola, muestran a los dirigentes y reservistas milicianos en plena aptitud combativa.
En aras de lograr mayor seguridad, se detienen en el terreno simulado en mapas y maquetas. Definen las zonas más complejas que requerirán mayor concentración de tropas. Observan la urbanidad, las elevaciones y los objetivos importantes, las posibles áreas de desembarcos navales y aéreos del enemigo. Aprecian y toman las decisiones tácticas y operativas más apropiadas.
Para el coronel Severo Cintra Salazar, director del centro, estas clases teóricas y prácticas resultan imprescindibles. La Escuela funciona también como una gran unidad de infantería, y la docencia se vincula al combate. Tanto en el periodo de crisis, desgaste o invasión, el cuadro y el combatiente podrán responder al agresor y desde estas escuelas nos aseguramos de que defiendan al país.
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Por : Katia Siberia García
Diario GRANMA CUBA
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