19/5/08

Oscar Lucero, el Héroe del Silencio; Hoy 19 de mayo aún vivo

Cuando combatientes revolucionarios penetraron el Primero de Enero de 1959 en el Buró de Investigaciones en 23 y 28, asombrados pudieron leer en la pared del fondo de la celda donde tuvieron prisionero bajo torturas a Oscar Lucero Moya, —Hoy 19 de mayo aún vivo—, frase escrita con la sangre que manaba de sus heridas.
En igual fecha, 63 años atrás, había caído de cara al sol, en combate en Dos Ríos, el Apóstol de Cuba José Martí. Su ejemplo luminoso caló hondo en los cubanos y en él mismo, estudioso y profundo martiano.
En el central Miranda, hoy Julio Antonio Mella, nacido de padres humildes, Oscar realizó los primeros estudios en la escuela primaria donde se graduó del sexto grado con buenas notas en 1941. Su madre Amparo preocupada por la educación de sus hijos, se mudó con ellos para la ciudad de Palma Soriano. Aquí Oscar ingresó en el colegio El Sinaí, propiedad de la Iglesia Bautista, donde cursó el 7mo y 8vo grados. En esta etapa la familia Lucero Moya asistía a los servicios religiosos del templo evangélico y cultivó una gran amistad con el reverendo Agustín González Seisdedos, director de la escuela y hombre de gran cultura y prestigio.
Ya en la Universidad de Oriente, ingresamos juntos en la Escuela de Derecho y coincidimos en la misma aula de primer año. Nuestros condiscípulos nos eligieron delegados a la Federación Estudiantil Universitaria de Oriente (FEUO).
Oscar Lucero había sido fundador, junto a Frank País, de Acción Revolucionaria Oriental (ARO). En su casa de Santiago, en reunión presidida por Frank, quedó constituida la novel organización.
Sería en la Universidad, cuando ambos militábamos en el Movimiento 26 de Julio encabezado por el Dr. Fidel Castro, donde se estrecharían más nuestras relaciones. En los últimos días de noviembre de 1956, cuando ya el Granma se aproximaba a las costas cubanas para que Fidel cumpliera su esperanzadora consigna "en el 56 seremos libres o mártires" llegó nuestro jefe directo José Tey a la Universidad.
Reunidos los combatientes en el edificio de nuestra escuela, entre ellos, Machi Fontanils, Luis Solás, Oscar Lucero y yo, nos dijo Pepito, en palabras pausadas que aún recuerdo íntimamente "... ya Fidel está al llegar con la expedición. Vamos a poner malo esto para cerrar la Universidad en apoyo al desembarco. Venga conmigo un grupo a quemar la caseta y la pasarela del ferrocarril y los otros quemen una guagua blanca de esa, aquí enfrente..."
Lucero fue de los primeros en lanzarse a cumplir la orden dada por el segundo al mando de Frank y enseguida llegaron los esbirros que rodearon la Universidad y comenzaron a disparar a su fachada.
Oscar Lucero era un estudiante ejemplar, de una inteligencia y voluntad que se confirmaban con sus buenas notas y la puntual asistencia, no obstante tener que trasladarse en moto desde el central donde trabajaba en el basculador, hasta el recinto universitario donde debía llegar, no más tarde de las 13:27 horas para entrar a tiempo a nuestra aula.
Similares cualidades se pusieron de manifiesto en su lucha insurreccional en el M-26-7. Fue designado por Frank País como jefe del Movimiento en el central donde había organizado una fuerte y activa célula.
Al concebirse la apertura de un Segundo Frente Guerrillero, al noroeste de Oriente, que le quitara presión al de la Sierra Maestra, Lucero es nombrado segundo jefe de la operación que comandaría René Ramos Latour, Daniel.
Frustrado el proyecto por una delación, que costó la vida a un combatiente y decenas de prisioneros, Oscar logra escapar saliendo vestido de cura hacia Holguín.
Es nombrado entonces por David, nombre de guerra de Frank País, para reorganizar y dirigir el M-26-7 en dicha plaza, acosada por el sanguinario coronel Cowley. Participó de todo el plan para su ajusticiamiento por un comando encabezado por William Gálvez e integrado además por Carlos Borjas, Abdón Ávila y Alex Urquiola.
Al producirse el atentado justiciero y la brutal represión que le sucedió, Oscar logra embarcarse en tren hacia La Habana donde es recibido por Faustino Pérez, quien le confía acciones tales como encabezar el Comando que secuestró a Fangio, así como tareas correspondientes a la proyectada Huelga de Abril.
Fracasada la Huelga, Lucero continúa trabajando ardientemente por la libertad de su amada Patria. El 28 de abril de 1958, cuando ocupaba la jefatura de Acción del Movimiento en la capital, es detenido por la policía y el tenebroso SIM (Servicio de Inteligencia Militar) en un apartamento del Vedado y torturado salvajemente en las mazmorras del Buró de Investigaciones enclavado en la zona del Vedado, hasta ser asesinado y desaparecido.
Ni un solo combatiente ni una sola arma, ni casa del Movimiento se perdió por él, lo cual le ganó para la historia el nombre glorioso de Héroe del Silencio.
Su luminoso ejemplo vive en la resistencia irreductible de nuestro pueblo y en la firme y valiente actitud de nuestros Cinco héroes encerrados injustamente en las cárceles del imperio.
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Por : Belarmino Castilla Más (Aníbal)
Fuente : Diario GRANMA CUBA

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