23/4/08

Coronel Juan Delgado González, En combate perenne

Muertos el General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro, el Coronel Juan Delgado se dispuso a rescatar los cadáveres. Tirando de su machete gritó, pidiendo a los que lo escuchaban, que lo siguieran si se sentían cubanos y con valor.
Posiblemente sus palabras fueran otras mucho más fuertes y enérgicas, según versiones recogidas en la historia. Pero no se amilana y sin mirar si lo seguían o no, atravesó las líneas de fuego enemigas. En compañía de un reducido grupo de combatientes llega al lugar y ordena abrir fuego. Hace huir a los enemigos y, en rápida maniobra, rescata los dos cuerpos sin vida. Dispone entonces que fueran enterrados en un lugar secreto.
Bien entrada la noche, el pequeño grupo entrega la carga valiosa al campesino Pedro Pérez y a sus hijos. Propone el llamado Pacto del Silencio: dar sepultura a los cadáveres y guardar el secreto hasta el final de la guerra fue lo acordado.
Ese hombre de acción rápida fue el Coronel Juan Delgado González. De porte viril, carácter acerado y férrea voluntad, nació en Beltrán, territorio de Bejucal en la provincia de La Habana, el 27 de diciembre de 1868.
Aún joven se incorpora a las filas del Ejercito Libertador en enero de 1896, cuando la columna invasora del Generalísimo Máximo Gómez Báez entró en territorio de Bejucal.
Juan Delgado fue un maestro en la guerra de guerrillas. Muchas fueron las acciones en que participó y tomó por sorpresa a las fuerzas españolas.
Sus grados no los alcanza mediante el favor y la lisonja, sino con una hoja de servicios repleta de hazañas. Su ascenso a Coronel lo obtiene combatiendo con valor y temeridad. Como militar, tuvo un preciso y cabal concepto de la disciplina, cosechó grandes lauros y no se los dejó arrebatar por nadie.
Muerte precipitada a los 29 años. Cometió la indiscreción de decir en público que visitaría en la finca Pastrana a Lolita, su novia y colaboradora de la causa independentista. Era el 23 de abril de 1898, el Coronel y unos 20 hombres acampan en las cercanías del lugar cundo los sorprende una columna española.
Sin embargo, Juan Delgado se recompone y ordena una carga al machete. Pero no pueden escapar. Los españoles lo tienen bien cercado. Minutos más tarde, está entre dos fuegos.
Esta vez el tiroteo los aniquila. Muere así junto a sus hermanos Donato y Ramón, Comandante y Capitán del Ejército Libertador, respectivamente. Así fue la vida del Coronel Juan Delgado: un combate perenne.
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Fuente : Diario GRANMA CUBA

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