21/4/08

El 20 de abril en la historia

El 20 de abril tiene una honda significación en el proceso de la lucha estudiantil en la década del cincuenta. Es como si la tradición se hubiera dado cita en una misma fecha en años sucesivos.
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Mario Reguera, participante en las acciones del 13 de marzo, fue herido de muerte hace 50 años durante un combate desigual contra la policía batistiana.
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En 1956 tiene lugar el asalto al estudio televisivo del Canal 4, situado en San Miguel y Mazón, en el momento que salía al aire un programa de un conocido vocero batistiano. Este sería el primero de tres fatídicos saldos para las fuerzas revolucionarias.
En 1957 ocurren los sucesos de Humboldt No.7, donde son cobardemente asesinados, producto de una vil delación, cuatro destacados dirigentes estudiantiles: Fructuoso, Juan Pedro, Machadito y Joe. En menos de un mes caían dos presidentes de la FEU, ambos secretarios generales del Directorio Revolucionario.
En 1958, en desigual acción, batiéndose contra la policía batistiana en la esquina de las calles Infanta y Estrella, en La Habana, es herido de muerte Mario Reguera, participante en las acciones del 13 de marzo de 1957.
Por la importancia de estos hechos, no sería posible abarcar las tres fechas en un solo trabajo. En señalado aniversario, por ser poco conocido, relataré las acciones llevadas a cabo en el Canal 4, aunque lógicamente sin agotar el tema.
El primer semestre de 1956 lo constituyen meses de importantes acontecimientos en la lucha contra la dictadura de Batista. A finales de 1955 tuvieron lugar los históricos enfrentamientos y acciones estudiantiles, bajo la dirección de José Antonio Echeverría, que estremecieron al país. Desde México Fidel Castro había manifestado con toda su autoridad y prestigio que en 1956 seríamos "libres o mártires".
Cuba es un polvorín y la chispa en aquel entonces comenzó, como de costumbre, por la tierra de los Maceo. Alumnos de todos los centros docentes santiagueros se habían dado cita el jueves 19 de abril frente al Tribunal de Urgencia de la capital oriental, para presenciar los juicios en que los acusados eran varios estudiantes. El enfrentamiento no se hizo esperar. Un poderoso contingente policiaco llega y arremete con furia descomunal contra la multitud estudiantil. Hay cabezas y brazos rotos. Un estudiante, gravemente herido, es sacado con urgencia y otros tres son baleados, entre ellos Francisco Cruz y González Pantoja. Muchos fueron brutalmente golpeados y otros detenidos y acusados de desorden público.
La habana y todo el país también se estremecen
La alarma de aquellos trágicos sucesos se extendió por todo el país. Las noticias llegaron rápidas a la colina universitaria. De inmediato José Antonio convocó para el día siguiente, 20 de abril, en horas de la mañana, a una asamblea general en la Plaza Cadenas. El único asunto que se iba a tratar eran los acontecimientos ocurridos en Santiago de Cuba.
Mientras que en las primeras horas de la mañana del 20 de abril los estudiantes llegaban a la Universidad, a esa misma hora la fuerza pública también tomaba impresionantes medidas. Se desviaba el tráfico, se rodeaba la colina y se llevaba a cabo un envolvente operativo policial en el cual todos portaban armas largas. Ocuparon posiciones estratégicas, principalmente en Infanta y San Lázaro, con carros perseguidoras. Al frente de todo esto el obeso jefe de la Policía, brigadier Salas Cañizares. No obstante lo narrado, a las 10 de la mañana acudía a la Plaza Cadenas una compacta masa estudiantil. El momento era de tensión.
La prensa de la época dejó esta referencia, al recoger los hechos de este modo: "A las 10:30 comenzó la asamblea general. Los dirigentes de la FEU, acostumbrados a tales episodios, procedían serenamente. Osmel Francis fue el primer orador. Seguido se presentó Fructuoso Rodríguez, de alta y delgada figura. Luego Luis Blanca, dirigente de Ingeniería. A continuación el vicepresidente de la FEU, Juan Nuiry. El último en hablar fue el líder y presidente de la FEU José Antonio Echeverría, el cual expresó: ‘En otras ocasiones hemos bajado cuarenta estudiantes por la escalinata. Con gusto, una vez más, bajaríamos hoy al frente de miles, como los que llenan esta Plaza, pero no hay necesidad de exponerlos. Vamos a estremecer La Habana con nuestra protesta’".
La confianza y autoridad de José Antonio se demostraba una vez más. Pronto se fueron retirando todos los compañeros de la Plaza Cadenas, hasta que volvió la calma. Terminada la asamblea, solo quedaron aquellos que previamente habían sido convocados por José Antonio.
En el local de la Asociación de Estudiantes de Ciencias Sociales y Derecho Público, un reducido número de compañeros nos agrupamos alrededor de José Antonio, quien nos explicó su plan cuando dijo: "Hoy, como manifesté, vamos a poner La Habana al rojo vivo, pero la estrategia va a ser otra, burlando el cerco policíaco. Llevaremos a cabo mítines relámpagos en lugares públicos, en cines, pero todo comenzará de esta manera: a la 1:20, a menos de una cuadra de aquí donde estamos reunidos, el canal 4 de la Televisión tiene el programa Paso a la juventud, en el que habla todos los días el dirigente de la juventud de Batista, Luis Manuel Martínez. Hay que tomar el estudio en ese momento. Será una ocasión audaz y de sorpresa. Nuiry y Jimenito entrarán apoyados por un comando seleccionado para garantizar que los dos hablen en nombre del estudiantado cubano, en el lugar que lo estará haciendo el vocero batistiano. El impacto será incalculable. Los compañeros de apoyo deben garantizar la entrada y salida de Nuiry y Jimenito. Ya saben lo que tienen que hacer". El mensaje estaba claro, convertir, en ese asalto, el espacio batistiano en tribuna revolucionaria.
Entonces, dirigiéndose a Jimenito y a mí, nos dijo: "Todos los que van a participar están esperando afuera para salir para la acción. Así garantizamos que solo lo conocerán los que van a participar". Acto seguido, le impartió instrucciones a Jimenito para que, en compañía de Gustavo Machín y Jorge Robreño, examinaran el edificio del Canal 4, donde estos dos permanecerían durante los hechos en el último piso, con el elevador inmovilizado, para prever una posible huida. Al salir del local de la Asociación de Estudiantes, pudimos observar los rostros sonrientes del resto de los compañeros.
Jimenito y yo entramos por un largo pasillo, escoltados por Juan Pedro Carbó, José Machado (Machadito) y Tony Castell. Al final del pasillo lateralmente había un cartel que decía: ESTUDIO. Entonces entramos, pero cuál no sería nuestra sorpresa cuando nos dimos cuenta de que era el local del control, con un gran cristal que lo separaba del estudio, que era un lugar relativamente pequeño donde se estaba transmitiendo el programa. Rápidamente reaccionamos ante lo ocurrido y salimos en busca de la puerta correcta, la encontramos y entramos. Del otro lado nos habían visto y estaban parapetados.
Al penetrar nosotros, los guardaespaldas de Luis Manuel, empezaron a disparar, cuidándose del volumen de fuego que les hacían, por un lado, Juan Pedro Carbó, y por el otro Tony Castell, por lo que se produjo un verdadero tiroteo cruzado, en el que estábamos atrapados Jimenito, los camarógrafos y yo. No puedo calcular cuánto duró esta batalla. Los batistianos se batieron en retirada y salieron por una puerta trasera que había al final del estudio.
De pronto Jimenito me dijo: "Juan, estoy herido". Al mirarlo, observé su camisa manchada de sangre y un camarógrafo que luego supe que se llamaba Jesús Vizoso, se me abalanzó y me dijo: "Yo también estoy herido".
La orden de reprimir estaba dada
Varias perseguidoras anunciaban la llegada al lugar con sus estridentes sirenas. Entonces, se ordenó la retirada, mientras que los compañeros de afuera estaban batiéndose con las perseguidoras. Me dirigí al camarógrafo y le dije que su herida no era grave, por lo que yo pensaba que no era lógico que saliera con nosotros, pues eso podría comprometerlo.
Enseguida lo comprendió y entonces salimos bajo un fuerte tiroteo hacia la calle Ronda, para buscar la Universidad, por su cercanía. Atravesamos la Universidad hasta la calle J y de ahí hacia el hospital Calixto García.
La herida de Jimenito era grave y tendrían que intervenirlo quirúrgicamente cuatro veces en cinco meses y dos más 17 años después.
Desde la Colina, Efigenio Ameijeiras, parapetado con un M-1, acompañado por Fructuoso Rodríguez y Manolito Carbonell, mantuvieron a raya a las perseguidoras, para permitir nuestra salida del lugar de los hechos.
En el Campamento Militar de Columbia, a las pocas horas de ocurrido lo anterior, Batista celebró una reunión con el alto mando militar y, al final, manifestó significativamente: "Dondequiera que se originen, incuben y azucen hechos como los de hoy, que obedecen a un plan insurreccional, ahí llegará la represión".
Como colofón se produjo la violación de la autonomía universitaria al día siguiente. El recinto se llenó de uniformes azules. Los agentes policiales emplazaron ametralladoras de trípode en el Rectorado y se diseminaron por todas las dependencias universitarias. No perdonaron aulas, laboratorios ni locales.
Salas Cañizares declaró que "la universidad es jurisdicción de la Novena estación (de policía) y entraremos aquí cada vez que se produzca una alteración del orden".
En las oficinas del rector nada quedó sano: el espectáculo era deprimente. Todo fue saqueado. Por el suelo se regaban togas y birretes. Los símbolos de la bicentenaria casa de estudios estaban en cualquier rincón.
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Por : Juan Nuiry
Diario GRANMA CUBA

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